Atención

Recientemente escuchaba a la antropóloga Amber Case decir que "vivimos en un mundo en el que la tecnología no es un recurso escaso, la atención es el recurso más escaso" y, curiosamente, esta misma mañana escuchaba un podcast de Verónica Belmont que lleva por título 'Paid attention' en el que reflexiona sobre la atención como el nuevo valor de mercado en la red.

En el podcast, que forma parte de la serie de IRL (online life is real life) Verónica Belmont no se para a hablar sobre cómo las grandes compañías sacan partido de nuestro tiempo en la red sino que muestra como los individuos también estamos entrando en ese juego: cómo una joven cambió su vida cuando le regalaron un cerdito, al que llamó Hamlet, y se le ocurrió crear una cuenta de Instagram para que sus familiares pudieran seguir sus andanzas (actualmente esa cuenta casi alcanza los 400000 seguidores, con los consiguientes ingresos que eso supone); o cómo una joven llegó a acumular una deuda de 10000 dólares por asumir unos gastos -ropa, viajes, etc.- que no podía afrontar para seguir llamando la atención de sus seguidores en las redes sociales.

Pero la parte más interesante del podcast es cuando habla con Douglas Rushkoff, autor de 'Team human' (https://rushkoff.com). En ella Douglas Rushkoff plantea cómo todo el contenido existente en la red compite por nuestra atención; cómo un Internet que parece infinito en cuanto a la generación de contenidos se ofrece a unos humanos con un finito número de horas, para que las compañías sean capaces de mantener nuestra vista pegada a las pantallas.

Básicamente, hemos pasado de creadores de contenido para audiencias a generadores de audiencias para los anuncios y el proceso para llegar al punto en el que estamos ha sido el siguiente: en Internet tenemos creadores de contenidos y audiencias; en un momento dado, los creadores se dieron cuenta de que necesitaban monetizar sus productos y asumieron la introducción de la publicidad de forma que los creadores empezaron a recibir dinero de la publicidad y no directamente de sus audiencias; esto, automáticamente, condujo a que los creadores de contenidos estuvieran más interesados en conseguir audiencia para los anunciantes que para su propio contenido (y esto engancha, además, con el tema de las analíticas o el posicionamiento de nuestra web, de nuestros contenidos, en función del diseño de nuestros posts, del uso de palabras clave, etc.).


El tema es que parece que muchos de los que aportamos contenido en la red estamos más preocupados por conseguir likes y seguidores que por ofrecer contenidos de calidad. Parece evidente que el tipo de contenido que consigue muchos 'likes' no es precisamente el más sutil o complejo; pero, ¿sería posible que, al mismo tiempo que la economía de la atención se extiende por la red, y como comentaba en mi post anterior, pueda haber un creciente interés que haga que la gente sea capaz de pagar por contenidos de calidad, librándose de paso de la publicidad?

En cualquier caso, esta economía de la atención también está basada en la inteligencia artificial, en los algoritmos y en la minería de datos ya que, una vez que las compañías asumen que el producto es la atención de los consumidores, es importante saber quiénes son y a quién dirigen sus esfuerzos.

No quiero finalizar este post sin hacer referencia a una reflexión más que preocupante de Douglas Roushkoff en el podcast:
Racism works today because there’s good money in racism. Sexism works because there’s good money in sexism. We’re at the mercy of a market. Every company you talk to today is at the mercy of their shareholders. They are there to grow capital.
Y es que parece que el pastel de la atención es limitado y cada cual consigue su trozo (y, por tanto, sus ingresos) como puede, incluso a través de comentarios racistas o sexistas o utilizando 'fake news' o 'clickbait'.

Un par de enlaces para seguir profundizando en el tema:

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