Reflexiones en una mañana de domingo

Esta semana comenzaba el curso 'Impulso de una cultura de aprendizaje en las Administraciones públicas' #CulturaINAPrendizaje del Instituto Nacional de Administración Pública. En el módulo 1 se nos sugería realizar una reflexión en el foro destinado al efecto a partir de los tres artículos que enlazo más adelante. Estas fueron mis 'reflexiones en una mañana de domingo':

«La crisis de talento se generaliza y 'La Gran Renuncia' no hace sino acrecentar el miedo de las empresas. La situación laboral en España hace que esa renuncia, esa continua movilidad laboral, se mueva en cifras muy bajas pero ya hay nichos en el mercado en el que las empresas luchan por conseguir, primero, y mantener, después, ese talento que, especialmente en determinados sectores, es muy escaso. Difícil tarea la que se le presenta a una Administración envejecida, con culturas de funcionamiento ancladas en otros tiempos y con un relevo generacional en cuestión.

Soy una persona inquieta y tal vez por eso, tras haber trabajado 21 años en Educación, directamente en el aula, he necesitado un cambio. Es cierto, como docente puedes cambiar de centro (incluso de Comunidad Autónoma), puedes ocupar algún cargo en el centro en el que trabajes -lo que, normalmente, supone muchos más quebraderos de cabeza que recompensas económicas o de cualquier otro tipo-; y, como mucho, puedes aspirar a salir del aula y 'conocer mundo' a través de una asesoría, o similar; pero no es menos cierto que, una vez superado el proceso selectivo, raro es el docente que busca un cambio porque, dadas las circunstancias laborales, y con un salario y unas vacaciones seguras, ¿quién podría aspirar a una vida mejor...?

Esta situación se traduce en plantillas envejecidas, poco interés por la innovación, por la participación en proyectos, en comunidades de aprendizaje... Y en un sistema de formación articulado en sexenios que exigen poco más que la asistencia -que no el aprovechamiento- a un total de 100 horas de cursos cada seis años. Un sistema, como apunta Xavier Marcet, rígido y burocrático que, además, apenas tiene opción de primar la innovación, la búsqueda, el aprendizaje, a través de otro tipo de incentivos. Una situación que, me temo -y por lo que he vivido hasta ahora-, es generalizable a otras Administraciones.

Es cierto que algunos somos automotivables y, además, creemos en el valor de lo público, pero el envejecimiento de las plantillas, y una cultura del trabajo que cambia a una velocidad vertiginosa, pueden dejar a la Administración fuera de juego. 

Por otro lado, aprecio un cambio en algunos sectores de la Administración, cambios culturales que en muchas ocasiones son promovidos por el liderazgo de personas concretas (a veces, unidas en su visión y su ilusión a través de comunidades). Se convierten en reductos que, precisamente debido a esa tendencia a la innovación y al cambio, pueden resultar especialmente atractivos para las personas que, una vez dentro de la Administración, quieren dar respuesta a esa necesidad de crecimiento, tanto personal como profesional. Reductos que 'pensando fuera de la caja' fomentan el cambio y, de forma natural, atraen el talento. Tal vez la duda es si serán pequeñas islas en el océano o si, poco a poco, irán convirtiéndose en archipiélagos y, quién sabe, en modelos a seguir por una Administración que dé respuesta a los desafíos de nuestros tiempos.

Me encantará leer vuestras opiniones.
Buen domingo.»

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